viernes, 15 de septiembre de 2023

MÚSICA, STREAMING Y SOCIEDAD: PREGUNTAS INCÓMODAS

 


Muy recientemente el anuncio del modelo centrado en el artista entre Universal Music y Deezer ha dado mucho que hablar, respecto a si realmente contribuye a una repartición más justa para los artistas por parte del streaming.  Mark Mulligan de MediaResearch escribió un interesantísimo artículo esbozando algunas críticas y explorando algunas soluciones, y en el cual toca un tema en particular que me hace reflexionar sobre la forma en que consumimos música en la era digital actual, en cómo ha experimentado una transformación radical gracias a la aparición del streaming-on-demmand: ¿Estamos realmente preparados como sociedad para elegir lo que queremos escuchar, o deberíamos querer escuchar lo que se nos ofrece?  Incomodísima pregunta, pero antes de responder, los invito a leer esta entrada.

Siguiendo lo señalado en dicho artículo, históricamente, las decisiones sobre qué música escuchábamos y consumíamos estaban en manos de programadores de radio, gerentes de tiendas de discos y ejecutivos de la industria del entretenimiento. Estas personas asumían la responsabilidad de seleccionar cuidadosamente los contenidos que creían que atraerían al público.   No obstante, ahora el streaming persigue las necesidades de los consumidores, siguiendo los datos de comportamiento, en marcado contraste con la época anterior; cita de Mulligan, “en aquellos días, el público quería lo que el público obtiene, ahora el público obtiene lo que el público quiere”.

La premisa entonces detrás de las plataformas de streaming es ofrecer una experiencia altamente personalizada. Usan algoritmos avanzados que analizan el historial de escucha o visualización de un usuario, así como sus preferencias declaradas, para recomendar contenido relevante. Esto, en teoría, debería resultar en una mayor satisfacción del cliente al ofrecerles exactamente lo que quieren escuchar o ver.

Sin embargo, se corre el peligro de crear una "burbuja de filtro", donde los usuarios quedan atrapados en un ciclo de consumo de contenido similar, limitando su exposición a nuevas ideas y perspectivas, y lo cual puede fomentar una fragmentación de la cultura, entendiendo esto como el hecho de que los usuarios al escuchar solo lo que ellos elijen, refuercen sus propias creencias y gustos, limitando la exposición a perspectivas diferentes y dificultando la creación de una cultura compartida. Esta personalización extrema puede contribuir a la polarización social, pues, cuando las personas solo consumen contenido que refuerza sus opiniones existentes, es menos probable que se expongan a puntos de vista opuestos. Esto aumenta la polarización y hace que el diálogo y la comprensión mutua sean más difíciles (¿alguien tiene alguna duda sobre la época que estamos viviendo de grandes diferencias sociales y la dificultad de entendimiento entre polos opuestos?).

Una consecuencia inmediata de lo anterior está en el impacto transformador -a mi juicio, no necesariamente bueno- en las industrias creativas, pues esta personalización ya está cambiando la forma en que se produce y distribuye el arte y el entretenimiento. Los artistas y creadores están sintiendo la presión de ajustar o adaptar sus obras para satisfacer las preferencias populares, en lugar de seguir sus propias visiones creativas. Esto afecta directamente la diversidad y originalidad en la producción de contenido, degradando la oferta cada vez más.  No es ningún secreto la decadencia en términos de armonías, arreglos, progresiones, elementos altamente distintivos en los procesos compositivos y que tienden a ser cada vez más elementales, presionados por una sociedad de corto tiempo de atención, como decía Steve Howe, guitarrista de Yes, quien en una entrevista para Guitar World declaró:

“Antes había canciones realmente complejas que escuchabas en la radio todo el tiempo. Representaban un desafío para el oyente, de una buena manera, y creo que las personas en aquella época estaban dispuestas a aceptar ese desafío. Siempre que mantengas el interés del oyente, es algo positivo, pero en el mundo de hoy, donde el lapso de atención de las personas es realmente corto, son otras las reglas. Es un reto para las bandas modernas que aspiran a crear composiciones desafiantes y quieran ser escuchadas".

De más está mencionar los cambios en la forma en que se monetiza el contenido. La desaparición de las ventas de medios físicos planteó desafíos económicos tanto para artistas y creadores como para productores fonográficos, al depender estos últimos principalmente de los ingresos por la transmisión de música, y los primeros apoyándose más en sus presentaciones en vivo, realidad que no está exenta de críticas hacia las plataformas en relación con la compensación hacia ellos. Los pagos por reproducción en streaming tienden a ser muy bajos, lo que ha llevado a debates sobre si los músicos y creadores reciben una parte justa de los ingresos generados por sus obras.

Por supuesto que hay cosas buenas también (público global, diversificación de contenidos, personalización, etc.), pero nos lleva a pensar si este modelo -el del streaming-on-demand- realmente no es un agujero negro terminará por tragarse todo y resultar ser más perjudicial para la música, el arte y la cultura.

Como bien recordaba Mulligan, las palabras de Steve Jobs y Henry Ford nos invitan a cuestionar si este enfoque es el más adecuado en la era digital.  Steve Jobs argumentaba que "no es trabajo del cliente saber lo que quiere", sugiriendo que los consumidores a menudo no son conscientes de lo que desean hasta que se lo presentan de manera convincente. Mientras que Henry Ford afirmaba que si hubiera preguntado a sus clientes qué querían, habrían pedido una versión mejorada del transporte que ya conocían, es decir, el caballo. Estas perspectivas plantean un desafío importante para la forma en que concebimos la innovación y la satisfacción del consumidor en la era del streaming.

Las plataformas de streaming han tenido un impacto profundo y mixto en la industria del entretenimiento; han creado nuevas oportunidades para artistas emergentes y han cambiado la forma en que consumimos contenido, pero también han planteado desafíos en términos de compensación, competencia y sostenibilidad económica para los creadores y los stakeholders de las plataformas, micro ecosistema extremadamente frágil y delicado, como lo mencionamos en esta entrada.  La industria musical está tratando de evolucionar en respuesta a esta revolución digital en curso; la clave tal vez estaría en tratar de encontrar un equilibrio.

La innovación liderada por el consumidor y los datos es valiosa para proporcionar experiencias personalizadas, pero también debemos permitir que existan espacios para la creatividad, la sorpresa y la exploración. Las plataformas de streaming deben encontrar formas de exponer a los usuarios a contenidos que no están necesariamente en línea con sus preferencias habituales, fomentando así el descubrimiento y la diversidad cultural. 

 Setiembre 2023


martes, 1 de agosto de 2023

DESMITIFICANDO LA INDUSTRIA DISCOGRÁFICA: ES UN NEGOCIO, NO UNA BENEFICENCIA



























A raíz del fallecimiento de la extraordinaria y talentosa -aunque atormentada- Sinéad O’Connor, muchas personas han levantado su voz en una suerte de “protesta” por la celebración a destiempo de su talento, apuntado sus balas hacia la industria discográfica, acusándola de hipócrita, de falta de agallas por no “apoyarla” cuando estaba viva y “acudía a ellos”, esto último palabras de Morrisey, exlíder de The Smiths, cuyo post compartió mi amigo Mauricio ‘Chino Chau (integrante de las bandas peruanas La Liga del Sueño y Los Terapeutas del Ritmo), y que nuestra conversación resultante me inspiró a escribir esta entrada, la cual trata de hablar sobre una percepción a mi juicio equivocada, pero muy arraigada en todo el mundo. 

Muy lejos de analizar el mensaje de Morrisey (me declaro su “fans”, al igual que de Sinéad), en donde encuentro sin lugar a duda muchas coincidencias, quiero referirme específicamente al hecho de que la industria discográfica ha sido tradicionalmente percibida por muchos como una entidad benevolente que debe "apoyar" a los artistas y promover su talento.

Sin embargo, esta visión romántica oculta una realidad subyacente y muy concreta: la industria discográfica es en su esencia un negocio, diseñado para obtener beneficios y maximizar ganancias. En consecuencia, tanto para artistas como para el público es crucial comprender esta distinción para que puedan establecerse expectativas mucho más realistas y navegar de manera más efectiva en el mundo de la música (después de todo, sin falsas expectativas no hay desilusiones, y todos felices).

Aunque la música es sin duda una forma de arte con un valor cultural incalculable, la industria discográfica se rige por las leyes del mercado y la rentabilidad. Son empresas comerciales que invierten en artistas con el objetivo de obtener ganancias a cambio. Esto implica la identificación de nichos de mercado y oportunidades de negocio, creación, distribución y promoción de música con el fin de atraer la mayor audiencia posible (o la correcta) y vender copias físicas o digitales, así como obtener ingresos a través del streaming y aquellos side-business que se puedan generar a raíz de estas creaciones o de la carrera del artista.

Tal vez una de las causas principales de la confusión es la percepción de que las compañías discográficas son benefactores que se dedican a “descubrir y apoyar a talentosos artistas” sin esperar nada a cambio…. Valgan verdades, si bien algunas compañías pueden tener un enfoque más artístico y estar genuinamente interesadas en impulsar carreras musicales (así debe ser, no se debe perder la mística), su objetivo final sigue siendo el lucro, y no hay nada de malo en ello.  Tengamos en cuenta que, tal como se lo comenté al 'Chino' Chau, la música genera emociones, y las emociones se convierten fácilmente en pasiones...

Fomentar erróneamente la imagen de la industria discográfica como una institución benéfica, oculta el hecho de que las decisiones se basan principalmente en el potencial de ganancias y la viabilidad comercial. Puede sonar muy crudo, pero al igual que una tienda retira de su catálogo un modelo de pantalón pasado de moda por más buena calidad que sea, un supermercado saca un SKU de la góndola si no tiene rotación por más bueno que sea, o un restaurante elimina de su menú un plato que nadie pide por más rico que sea, una compañía discográfica difícilmente lanza producciones que no tengan potencial comercial (o que lo haya perdido), o que no sean rentable, independientemente de las razones. Cruel, pero real.

Igualmente, los contratos discográficos, a menudo complejos y opacos, son otra razón para desmitificar esta percepción de "apoyo desinteresado". Con una visión tan peculiar del negocio, muchos artistas, especialmente aquellos en el inicio de sus carreras, podrían encontrarse en desventaja al firmar acuerdos desfavorables, por sus distorsionadas perspectivas de lo que puede significar tener la oportunidad de ser promocionados o pertenecer a una compañía discográfica. Un contrato con esa sesgada visión puede llegar a limitar su creatividad, derechos e ingresos, al asignar una parte significativa de las ganancias a la discográfica.

Ahora bien, si bien en la era digital, los avances tecnológicos y las plataformas de streaming han permitido a los artistas independientes mantener un mayor control sobre su música y carrera para llegar a su audiencia directamente, sin la necesidad de intermediarios, persiste la visión romántica de las compañías discográficas como entes de bien social, más aún cuando esta ruta representa otro tipo de retos (visibilidad, masificación, tiempo, inversión en marketing, y un largo etcétera) que una compañía discográfica sí puede estar en mejores condiciones de enfrentar.

¿Por qué considero que es importante desmitificar esa percepción de la industria? Porque creo que es fundamental -tanto para artistas como público en general- adoptar una perspectiva realista sobre la industria discográfica. Entenderla como un negocio no significa que carezca de valor cultural o artístico. Al contrario, el reconocimiento de su naturaleza comercial puede empoderar y ayudar a los artistas para tomar decisiones mucho mejor informadas, armarlos con conocimientos suficientes como para negociar contratos más justos, explorar mejores opciones, o buscar más alternativas independientes si así lo desean.

Por otro lado, el público puede tomar decisiones más conscientes al apoyar a sus artistas favoritos, ya sea comprando su música, asistiendo a conciertos o siguiéndolos en plataformas de streaming. Además, alentando la transparencia y comprendiendo las estructuras básicas de la industria, los fans pueden contribuir a que los artistas reciban una compensación adecuada por su trabajo.

Estoy convencido que apartar esa percepción romántica de la industria discográfica es esencial para un futuro más equitativo y transparente en la música. Al reconocerla como un negocio, podemos trabajar para dirigirnos hacia un ecosistema musical en el que los artistas sean mejor valorados y recompensados justamente por su talento y esfuerzo, mientras el público disfruta de una amplia y diversa gama de experiencias musicales. 

Recalco nuevamente que esta entrada no pretende analizar el caso de Sinéad O'Connor y su particular relación con la industria (cada caso es único); sólo sirvió de inspiración para que- seguramente- muchos quienes lean este post me satanicen, pero les pido que lean entre líneas y puedan darse cuenta que, al final, una buena perspectiva respecto a la industria discográfica tendría un efecto beneficioso.  Si queremos que nos vaya mejor, a todos, empecemos por dejar de idealizar la actividad artística-empresarial, y comencemos por entender los preceptos del negocio.  Entendamos de una vez que -insisto- ver a la industria discográfica como un negocio no resta valor al arte, sino más bien promueve una relación más justa y realista entre artistas, compañías discográficas y audiencias, asegurando así un florecimiento continuo de la música en nuestras vidas.

Se tenía que decir, y se dijo.

Agosto 2023

viernes, 14 de julio de 2023

FÚTBOL Y MÚSICA: LO QUE LA INDUSTRIA DISCOGRÁFICA PUEDE APRENDER DE LA MLS






















La industria discográfica se encuentra en constante evolución gracias principalmente a los avances tecnológicos y los cambios en los patrones de consumo de música. Históricamente mirándose al ombligo, hoy en día puede aprender valiosas lecciones de otros sectores que han enfrentado desafíos similares.

Un ejemplo destacado es el reciente contrato de la Major League Soccer (MLS) con el mundialista Lionel Messi. Aunque parezca una comparación inusual, hay elementos clave en el acuerdo que podrían ser aplicables en la industria discográfica. En esta entrada trataré de explorar algunas lecciones que pueden aprender del modelo de contrato del equipo del INter de Miami de la MLS con Messi.

Toda la MLS comprendió la importancia de adaptarse a las nuevas tendencias en el mundo del fútbol y atraer a jugadores de renombre internacional como Messi. De manera similar, la industria discográfica debe adaptarse con mayor dinamismo a los cambios en el panorama musical. Esto implica explorar nuevos modelos de negocio dentro del Streaming, la tecnología y la distribución digital, para satisfacer las demandas de los consumidores y garantizar la rentabilidad a largo plazo.

El contrato del Inter con Messi resalta la importancia de invertir en talento de alta calidad. Para la industria discográfica, esto podría significar identificar y respaldar a artistas con un potencial excepcional y brindarles el apoyo necesario para que alcancen su máximo potencial. Al igual que la MLS ha logrado atraer a Messi, las compañías discográficas atraen naturalmente a artistas emergentes, pero deben ofrecerles además oportunidades y acciones concretas para crecer y desarrollarse, y desde esta perspectiva, repotenciar los departamentos de A&R -últimamente en manos de externos- no estaría de más.

Por otro lado, el Inter forjó asociaciones estratégicas con marcas y sponsors para aumentar su visibilidad y generar ingresos adicionales. Por supuesto que las disqueras también buscan asociaciones con marcas, plataformas de Streaming o empresas tecnológicas para expandir su alcance y crear oportunidades comerciales más amplias, a través de sus departamentos de New Business.  Lo que hizo el Inter diferente fue la exploración previa de estos socios y las posibilidades de negocio antes de contratar a Messi, algo que puede ser fácilmente replicable por las majors.  Estas asociaciones pueden incluir la promoción conjunta de artistas, el acceso a datos y análisis de mercado, o el desarrollo de experiencias interactivas para los fans, por ejemplo.

Igualmente, la MLS entera ha trabajado arduamente para mejorar la experiencia del usuario en sus partidos, ofreciendo comodidades modernas, tecnología avanzada y una conexión más estrecha entre los fans y los jugadores. La industria discográfica puede seguir este ejemplo centrándose en la experiencia del usuario a través de la innovación tecnológica, como conciertos virtuales, realidad aumentada y aplicaciones interactivas. Al brindar a los fanáticos una experiencia inmersiva y emocionante, las disqueras puedes fomentar un mayor compromiso y lealtad de los oyentes hacia sus artistas.

Por último y no por ello menos importante, el contrato del Inter con Messi y en general todas las acciones de la MLS, son un claro ejemplo de pensamiento estratégico y visión a largo plazo. La industria discográfica puede beneficiarse al adoptar una mentalidad similar, invirtiendo en estrategias a largo plazo y no limitándose únicamente a éxitos instantáneos. Esto implica desarrollar relaciones duraderas con artistas, invertir en la construcción de marcas sólidas y el establecimiento de una presencia global sostenible.

Sin embargo, es interesante también rescatar las lecciones que deja puntualmente la negociación entre Messi y el Inter de Miami, pues ofrece valiosas lecciones para la industria discográfica desde diferentes enfoques.

Lo primero que llama la atención es la flexibilidad en los acuerdos; al igual que en la negociación de Messi con su equipo, la industria discográfica puede adoptar un enfoque más flexible en los contratos con los artistas. Esto implica considerar las necesidades y deseos de los propios artistas, ofreciendo términos y condiciones más personalizados que les permitan tener un mayor control sobre su música, imagen y carrera. La negociación debe ser un proceso colaborativo en el que ambas partes trabajen juntas para lograr un acuerdo beneficioso para ambas partes.

Tampoco debe perderse de vista la inversión en desarrollo y promoción, que puede ser el departamento más sexy dentro de una empresa discográfica.  Si bien ambos sectores invierten en el desarrollo y la promoción de sus jugadores y artistas, para las discográficas esto no sólo debe implicar brindar a los artistas los recursos necesarios para producir música de alta calidad e invertir en su promoción, marketing y desarrollo de marca. La industria discográfica debe desempeñar un papel activo en la construcción de la carrera de un artista, proporcionando -aparte por supuesto de apoyo financiero y estratégico para ayudarles a alcanzar su máximo potencial- un profundo compromiso en fomentar la creatividad y la libertad artística.  Esto implica permitir que los artistas tengan una mayor autonomía en la toma de decisiones musicales, la elección de colaboraciones y la dirección de su carrera. La industria discográfica puede actuar como un socio colaborativo y apoyar la visión artística de los artistas, lo que a su vez puede conducir a una mayor autenticidad y calidad en la música.

No podemos dejar de mencionar unos de los aspectos más innovadores en este acuerdo: compartir los beneficios comerciales.  En la negociación entre Messi y su equipo, se discutieron los aspectos financieros y la distribución equitativa de los beneficios comerciales. De manera similar, la industria discográfica podría adoptar un enfoque más equitativo al compartir los ingresos y beneficios generados por la música, sobre todo en esta época en donde la cantidad de los ingresos desde las plataformas hacia los artistas está en entredicho. Los contratos pueden incluir cláusulas que aseguren que los artistas reciban una parte más justa de los ingresos generados por las ventas de música, streams, conciertos y otros acuerdos comerciales, o -por qué no- stocks, sobre todo con artistas estrellas.  Esto fomentaría una relación mucho más colaborativa y mutuamente beneficiosa entre ellos.

Finalmente, entender de que se debe mantener una relación a largo plazo.  La negociación entre Messi y su equipo se centró en una relación a largo plazo, reconociendo la importancia de construir una conexión duradera entre el jugador y el club. En la industria discográfica, también es esencial fomentar relaciones a largo plazo con los artistas. Esto implica no solo firmar contratos de varios álbumes, sino también brindar apoyo continuo y oportunidades de crecimiento a lo largo de la carrera del artista. Mantener una relación a largo plazo fortalece la confianza mutua y permite el desarrollo conjunto de la carrera.

Por supuesto que un shift de esta naturaleza conlleva a un cambio de la cultura corporativa de las empresas discográficas, pero siempre es bueno tener un norte por donde poder empezar.

Julio 2023

martes, 24 de enero de 2023

INTELIGENCIA ARTIFICIAL: DESAFÍOS PARA LA MÚSICA Y LOS DERECHOS DE AUTOR













En los últimos años, las tecnologías de inteligencia artificial (IA) han dado mucho que hablar, y en particular a través de la popularización del Chat GPT, desarrollado por OpenAI. Fundada en el 2015 por un grupo de empresarios e investigadores, OpenAI está en boca de todos, y su impacto en la vida de todos los seres humanos puede ser impredecible.  La industria musical no se salva de esto; ya desde hace años hemos escuchado canciones creadas por inteligencia artificial, con un aire -por ejemplo- tipo Beatles.  Es válido entonces hacerse las siguientes preguntas:

¿Cuáles pueden ser las consecuencias de las tecnologías de IA en la música?

Las tecnologías de IA pueden tener varias consecuencias en la música, algunas de las cuales son:

- Generación automática de música: las redes neuronales y otros algoritmos de IA pueden generar música de forma autónoma, creando nuevas formas de componer y producir música.


- Mejora en la edición y mezcla de audio: las IA pueden ayudar a los músicos y productores a editar y mezclar audio de manera más precisa y eficiente.

- Análisis de tendencias y preferencias: las IA pueden analizar grandes cantidades de datos sobre las preferencias de los oyentes y las tendencias en la música para ayudar a los artistas, productores y sellos discográficos a tomar decisiones informadas sobre qué tipo de música producir y promocionar.

- Sustitución de trabajos: el uso de IA en la producción y edición de música podría reemplazar algunos trabajos humanos, como la edición de audio.

- Nuevos formatos y experiencias musicales: las IA pueden crear nuevos formatos y experiencias musicales, como la música generativa, que cambia constantemente en función de los datos del entorno, y la música personalizada, que se adapta a las preferencias individuales de los oyentes.

¿Cuáles serían las posibles implicancias de los derechos musicales de autor frente a las tecnologías de IA?

Las implicancias de los derechos de autor frente a las tecnologías de IA pueden ser varias, algunas de las cuales son:

- Problemas de titularidad: puede ser difícil determinar quién es el titular de los derechos de autor en el caso de música generada por IA, ya que el creador humano puede no ser el único o incluso el principal responsable de la creación.


- Problemas de licencias: la música generada por IA podría requerir nuevos tipos de licencias y acuerdos para su uso y distribución.

- Problemas de compensación: puede ser difícil establecer cómo compensar a los creadores humanos y las entidades que han contribuido a la creación de la música generada por IA.

- Problemas de regulación: puede ser necesario desarrollar nuevas leyes y regulaciones para abordar estos problemas relacionados con los derechos de autor y la IA en la música.

- Protección de derechos de autor: puede ser difícil proteger los derechos de autor de la música generada por IA debido a la naturaleza automatizada de la creación.

- Problemas de privacidad: el uso de datos y preferencias personales para generar música personalizada podría violar la privacidad de los usuarios.

En general, la tecnología de IA y los derechos de autor en la música son un tema complejo y en desarrollo, y se requiere una regulación y una adaptación continua para abordar estos problemas.

Por cierto, las respuestas a estas preguntas, no son mi opinión (aunque las comparto), ni las redacté yo, las hizo el chatGPT de OpenAI, consultado el 24/01/2023 a las 18:15 y a las cuáles no les aumenté ni siquiera una coma.    

No me tomó ni cinco minutos escribir esta entrada, y más es lo que me demoré dándole formato.  Bienvenidos a la revolución.

Como dice mi amigo Jorge Fernández, nunca pensé presenciar el nacimiento de Skynet…

Enero 2023

viernes, 28 de octubre de 2022

LA RECAUDACIÓN MUNDIAL DE DERECHOS DE AUTOR EN EL 2022

La CISAC es la Confederación Internacional de Sociedades de Autores y Compositores, y que reúne a todas las sociedades de gestión colectiva de creadores de todas las áreas geográficas y todos los repertorios artísticos (música, audiovisual, artes dramáticas, literatura y artes visuales).  Acaban de lanzar su reporte anual de recaudación 2022, en donde se plasma toda la data del año 2021, peculiar año post pandemia.  Dado que incluyen varias disciplinas, acá nos ocuparemos específicamente de los principales resultados de la recaudación de derechos de autor del sector musical, y cuyos interesantes resultados son dignos de leer y que traduzco acá.
































LA RECAUDACIÓN GLOBAL DE DERECHOS DE AUTOR CRECE +7.2% EN 2021

Las regalías obtenidas por los creadores de música crecieron un 7,2 % hasta los 8,482 millones de Euros en el 2021, revirtiendo la caída de -11,5 % del año anterior.  La mayor fuente de crecimiento provino de lo digital, que por primera vez superó los 3,000 millones de Euros a nivel mundial.

En general, la recaudación de derechos de autor en el 2021 se mantuvieron -5.1% por debajo de los niveles anteriores del COVID del 2019.

El crecimiento de los ingresos digitales de +27,5 % fue casi el doble que el año anterior (3,059 millones de Euros), aumentando un +48,2 % por encima del nivel previo a la pandemia. Lo digital ahora representa más de un tercio de todos los ingresos mundiales de la música con un 36,1 % del total, una participación de rápido crecimiento pero que aún refleja un bajo nivel de retorno para los creadores en las redes digitales, sobre todo si tenemos en cuenta que en el mismo periodo, la recaudación de la industria discográfica sólo por digital fue de 18,120 millones de Euros.  Es decir, los productores fonográficos ganan 6 veces más que los autores (pero, claro, tienen más gastos). 

EL CRECIMIENTO STREAMING IMPULSA LO DIGITAL

El aumento continuo del Streaming por suscripción y el Streaming financiado con publicidad (freemium), especialmente el video-on-demand, ha impulsado este crecimiento digital excepcional.

Lo digital es ahora la principal fuente de ingresos para los creadores de música en más de 29 países, ayudado por un crecimiento de suscriptores, una mayor variedad de plataformas y nuevos acuerdos de licencia y nuevos formatos. Entre estos, TikTok fue particularmente gravitante con la creciente demanda de su formato de video corto. Los mercados de Asia-Pacífico están impulsando altas tasas de recaudación digital, especialmente en mercados más pequeños como Vietnam, Indonesia, Hong Kong, Tailandia y Filipinas.

LOS INGRESOS POR BROADCASTING DISMINUYEN A PESAR DE SU IMPORTANCIA

Los ingresos de radio y TV siguen siendo la mayor fuente de ingresos, aunque su diferencia de participación sobre lo digital, en segundo lugar de importancia, se ha reducido del 10,8 % en 2020 a solo el 1,6 % en 2021. La recaudación global de este segmento cayeron -1.8% por niveles de publicidad más débiles en algunos mercados, traduciéndose en menores ingresos. Lo digital también está sustituyendo a los ingresos por broadcasting, aunque hubo un crecimiento notable en algunos países. En México, la recaudación por broadcasting aumentaron +47.8% con la conclusión de un proceso judicial que generó un importante pago de regalías por parte de la emisora ​​​​satelital SKY.

En España, los ingresos por broadcasting aumentaron un +47,6% tras los acuerdos firmados por SGAE con las principales cadenas de televisión privadas. Los ingresos publicitarios del país también aumentaron en 2021, pero todavía muy por debajo del nivel previo a la pandemia.

DOS AÑOS DE PANDEMIA REDUCE LOS INGRESOS POR CONCIERTOS EN -73%

Las regalías totales de ejecución pública y conciertos se mantuvieron prácticamente estables (+0,2 %) en 1,490 millones de Euros en el 2021, luego de una disminución de -45,2 % el año anterior. La caída de dos años revirtió más de una década de fuerte crecimiento sostenido en el sector de licencias en vivo, teatro, exhibición y general. En el contexto histórico, las recaudaciones del sector en el 2021 fueron sustancialmente inferiores a los 1,900 millones de Euros registrados hace 15 años en el 2007. Se espera un fuerte crecimiento para el 2022 en muchos mercados, aunque algunas sociedades todavía creen que no será posible una recuperación total antes del 2023.

Un desglose de los números muestra la marcada disparidad entre los ingresos por ejecución pública de los espectáculos en vivo en comparación con los de la comunicación pública. Los datos de alrededor de dos tercios de los miembros de la CISAC muestran que, mientras que la música ambiental se recuperó un +17 % en 2021 además de una caída del -39,9 % en 2020, las regalías por la música en vivo se mantuvieron en caída libre. Los ingresos por los lives se contrajeron un -29,4 % en 2021 tras una caída del -61,1 % el año anterior. Esto dejó los ingresos de conciertos y festivales del 2021 en -73% por debajo del nivel de 2019.

El camino de regreso a los niveles previos a la pandemia ha variado en todo el mundo, afectado por los efectos de las diferentes medidas gubernamentales de cada país. En Brasil y Polonia, los ingresos continuaron disminuyendo en el 2021 y terminaron el año con una caída de más de dos tercios en comparación con el 2019. Australia, que al igual que otros mercados vio un apoyo gubernamental más generoso en el 2020 que en el 2021, se mantuvo en la mitad de su nivel previo a la pandemia. Por el contrario, el Reino Unido y EE. UU. experimentaron un crecimiento significativo en el 2021 y agregaron casi 90 millones de Euros al sector, ya que los ingresos por comunicación pública se beneficiaron de la reapertura de los negocios.

DISMINUCIÓN DE OTRAS FUENTES DE INGRESO

Los ingresos por copia privada recaudados por el impuesto aplicado a la compra de medios grabables y dispositivos con capacidad de almacenamiento (canon digital), es una importante fuente de ingresos para los creadores y sus sociedades. Estos cayeron un -15,3%, en gran parte debido a los importantes atrasos recibidos el año anterior. El total del 2021 sigue siendo más de una quinta parte más alto que antes de la pandemia. Los ingresos de CD y video crecieron apenas +3,1%.

¿Y COMO ESTAMOS EN LATINOAMÉRICA? LA RECAUDACIÓN DIGITAL SUBE, PERO LA PANDEMIA IMPIDE LA RECUPERACIÓN

Las recaudaciones en América Latina y el Caribe cayeron EUR 9,6 millones en 2021, una caída del -2,6 % a pesar de las fuertes recaudaciones digitales lideradas por Brasil, Argentina y México. Con 368 millones de Euros, el total regional estuvo alrededor de una cuarta parte (-27,3%) por debajo de su nivel previo a la pandemia de 2019. Esta fue la única región que registró una disminución en las recaudaciones en el 2021. La fluctuación de los tipos de cambio tuvo un gran impacto, especialmente en dos grandes mercados, Brasil y Argentina.

La mayor disminución fue en los ingresos del live y de música ambiental, un -44,2% menos en el 2021 y casi tres cuartas partes del total del 2019. Las actuaciones públicas y en vivo, tradicionalmente un fuerte sector de regalías en la región, se desplomaron drásticamente como parte de las recaudaciones totales, pasando del 38,3 % al 13,9 % entre el 2019 y el 2021. Sin embargo, se espera una fuerte recuperación en el 2022 con conciertos, festivales, teatros y exposiciones, por lo general soldout en toda la región.

El broadcasting experimentó un ligero aumento de +2,7% en el 2021, mientras que los ingresos digitales aumentaron +22,2% durante el año, ayudados por aumentos sustanciales en la mayoría de los mercados, liderados de manera destacada por Argentina.

Si quieres ver el informe completo, pueden bajarlo acá.  Ojalá que las sociedades locales pudieran tener la data para saber cómo andamos en comparación con el resto de países.

Fuente: CISAC – Global Collections Report 2022

Octubre 2022

sábado, 2 de julio de 2022

LA LUCHA POR LAS REGALÍAS DEL STREAMING EN USA LLEGÓ A SU FIN

 













La noticia más extendida la semana que pasó en torno a negocios musicales fue sin duda la resolución de la Copyright Royalty Board de Estados Unidos (CRB), el consejo federal de derechos de autor, que ratificó su dictamen del 2018 sobre subir las regalías por streaming a favor de los compositores de 10.4% a 15.1% para el periodo 2018-2022, uno de los aumentos más significativos jamás otorgados en los Estados Unidos, y sobre lo cual escribimos y analizamos en este post (y que recomiendo leer para contextualizar esta entrada).

En efecto, la CRB desestimó los alegatos de las plataformas de streaming -con excepción de Apple que estuvo de acuerdo con esa alza- quienes argumentaban que su negocio se convertiría en algo insostenible frente a la enorme cantidad de regalías que ya se pagaban. Decían además que, si iba a haber un aumento este tenía que salir de la parte que se llevaban los tres sellos más grandes, pues como discográficas también son los dueños de los tres publishers más grandes del mundo (Universal Music Publishing, Warner Chappell y Sony Music Publishing, ex Sony/ATV).

Sin embargo, no todo es color de rosa para los compositores, pues, si bien en su dictamen inicial también dirimía sobre la base de cálculos para pagarles estas regalías si ningún límite, ante las apelaciones de las plataformas -especialmente de Spotify- reconsideraron esa decisión y han acotado esa base de cálculo en otra que favorece un poco más a los servicios de streaming.  En palabras de Bart Herbison, director ejecutivo del grupo comercial de compositores Nashville Songwriters Assn. International, y que lideró la larga lucha contra la apelación, dijo: "Este veredicto representa noticias mixtas. La buena noticia es que los compositores recibieron el aumento de la tasa de regalías del 15.1% que ganamos hace cuatro años y medio. La mala noticia es que la definición de "servicios agrupados" y de los costos totales de contenido (TCC), uno de los niveles de tarifa de streaming, no eran lo que deseábamos. Volveremos a centrarnos en el próximo procedimiento de la CRB que ya está en marcha. Junto con la Asociación Nacional de Editores de Música, estamos pidiendo más aumentos en el futuro".

Mientras que la declaración del otro lado, hecha por el CEO de DiMA (la Digital Media Association, que representa a los servicios de streaming y que apeló contra la decisión de la CRB) Garret Levin, va en otro sentido: "Este procedimiento es también un recordatorio de que la fijación de tarifas no tiene, y no puede tener lugar en un vacío. La decisión de hoy se produce cuando los tres principales grupos discográficos, que operan los tres editores de música más grandes del mundo, continúan ganando la mayor parte de las ganancias de la industria musical, al mismo tiempo en que informan un crecimiento constante de ingresos de dos dígitos como resultado del streaming”.  No le falta razón tampoco.

Hoy ya se está hablando de la necesidad de una convención o acuerdo entre todos los jugadores en este negocio, servicios de streaming, sellos, editores, compositores y artistas, para encontrar un equilibrio en el reparto de regalías proveniente del streaming, un sistema que -gracias a su existencia- sirvió como catalizador para salvar a una industria discográfica que venía en franco deterioro.

Lo concreto es que las plataformas de streaming se están alistando entonces para desembolsar una fortísima suma de dinero que les deben a los compositores de todo el periodo 2018-2022, pero una cantidad que los beneficiarios pensaban que sería más.  Casi un empate. 

¿Quiénes son los verdaderos ganadores en este pleito (que continuará para el periodo 2022-2027)?  Los abogados que se encargaron de todos los aspectos legales -y de ambos lados- así como los fondos de inversión que compraron catálogos musicales de grandes compositores, y que siempre tuvieron a ese desembolso dentro de sus cálculos al momento de hacerlo, algo sobre lo cual escribimos en marzo pasado. Tal como en la política, nada es casualidad 


Julio 2022


jueves, 28 de abril de 2022

ESTADO DE LA INDUSTRIA DISCOGRÁFICA: ¿MOTIVOS PARA CELEBRAR?

Fuente: ifpi.org


Hace algunas semanas, la International Federation of the Music Industry, IFPI, sacó su informe anual Global Market Report 2022, que son las cifras de venta de la industria  discográfica mundial, correspondiente al último año 2021 (GMR2022, lo pueden descargar acá).


Hay mucha data interesante, como -por ejemplo- que el 65% de los ingresos totales provienen del Streaming, dentro de los  cuales, el 17.7% constituye ingresos por los streams de cuentas gratuitas (que sin embargo son la mayoría) y 47.3% de esos ingresos proviene de cuentas premium; el crecimiento interanual (2020-2021) de 18.7% versus un 7.2% del periodo comparativo anterior (2019-2020); la sorprendente subida de los formatos físicos, que por primera vez en 20 años se incrementó en 16.1%, o que BTS sea el artista del año por segundo año consecutivo.  En general, un muy buen periodo para la industria que creció en todos los segmentos, con excepción del download y otras formas de uso digital (ringtones, pre-cargas, etc). 

He estado leyendo a raíz de este reporte, muchas organizaciones o personas que festejan a través de artículos o comentarios, que la industria se recuperó -finalmente- de la caída que tuvo por la irrupción del internet, y que cambió todas las reglas del juego.  Efectivamente, como se sabe, el ingreso de Napster y la nueva modalidad digital, condujo a una profunda crisis en esta industria, transcurriendo de un pico en 1999 con ingresos totales de 24.1 billones de dólares, hasta un llano en su peor año histórico en el 2014, con ingresos de 14.2 billones de dólares.  Este último periodo, los ingresos totales de la industria llegaron a 25.9 billones de dólares, es decir, 7.5% más que el año de mayores ingresos. 

Claro, pero esta cifra es en términos absolutos, correcto.  Sin embargo, hay algo que quienes celebran no están tomando en cuenta:  no cuesta lo mismo un dólar de 1999 que un dólar del 2021.  Los números arriba expuestos son solo cantidades, pero no toman en cuenta la inflación y el valor futuro de la moneda.  Con un dólar de 1999 compro más que con un dólar de hoy, porque su valor no es el mismo.  Es necesario hacer un sencillo cálculo para saber cómo realmente está la industria en comparación a su pico más alto.

Hay varias formas de calcular el valor presente del dólar de 1999.  Uno de los más comunes es usando los indicadores del IPC (dividiendo el IPC actual entre el de 1999), pero particularmente prefiero con la fórmula de interés compuesto, ya que creo que la data suele ser un poco más confiable (usa la tasa de inflación).  Veamos entonces la formulita:


Donde VF es el valor futuro (lo que queremos averiguar, el valor del dólar del 2021), VP es el valor presente (el dólar de 1999), i es la inflación y n, la cantidad periodos que hay entre el valor presente y valor futuro, o sea, los años transcurridos.  Entre 1999 y 2021 hay 22 años, y la tasa promedio de inflación, según datos de OCDE, fue de 2.128%; reemplacemos entonces:

Si hacemos este cálculo, el valor de un dólar de 1999 equivale a $1.59 de hoy, por lo que para saber realmente cómo están los ingresos de la industria con relación a la de 1999 hay que multiplicarlo por los ingresos del último periodo, es decir, 24.1 (billones) por 1.59.  Esto nos da que, para igualar a los ingresos reales del 99, estos deberían haber sido de 38.3 billones de dólares, o sea casi 50% más de los ingresos del último periodo (25.9 billones), cifra que, con la tasa de crecimiento interanual de la industria, nos vamos a demorar muchos años aún en recorrer.

Creo que no hay mucho que celebrar; el camino es largo aún.

 

Abril del 2022