Creo que este año -o a más tardar el próximo- va a haber un punto de quiebre
con las empresas de streaming... El congreso en Canadá re-valorando el
Copyright Act, el senado americano bajo una enorme presión para que haga lo
propio, Spotify con dos millonarias demandas por derechos de autor, Pandora
"ablandando" sus políticas de pago de derechos, y YouTube sigue
siendo líder como plataforma tanto para escuchar como para descubrir música.
No hay que olvidar que de vez en cuando la compañía de Daniel Ek, Deezer y
Pandora salen al mercado bursátil en busca de dinero fresco (las conocidas
IPO's), lo cual es un claro indicador que aún es un negocio inmaduro (como dice
Lohan Presencer de Ministry of Sound, no son más que CEO's tratando de tener
contentos a sus accionistas sin importarles realmente el negocio de la música).
Intuyo que las cosas están llegando al límite, los argumentos se están
desgastando, y el streaming, que en un inicio salió como el salvador de la
industria, está perdiendo su brillo, y no parece ser negocio para nadie.
Veámoslo desde el punto de vista artístico con el recordbreaker del 2015,
"25" de Adele. Los ingresos en EEUU y UK en las primeras 6 semanas del lanzamiento fueron de
$115 millones. Nada mal. Teniendo en cuenta que Spotify, por ejemplo, paga $
0.007 por stream, Adele hubiera tenido que ser escuchada en Spotify nada menos
16.4 BILLONES de veces, cifra casi imposible de lograr si sabemos que el
artista más sonado en la historia de este servicio es Ed Sheeran desde el 2008
(3 billones de streams, generando apenas $20 millones)
Algo va a suceder, y pronto. El streaming está dejando más cicatrices que
alegrías, y las pugnas y presiones son cada vez más cortas. Después de todo no
deja de ser curioso que el disco más vendido del 2015 no haya estado en ninguna
plataforma de streaming... Como para pensarlo.
Enero 2016