lunes, 3 de febrero de 2020

INDOCHINE: LA VERDADERA HISTORIA DE CÓMO PEGÓ EN EL PERÚ


En la industria musical es bastante común encontrar artistas non-crossover, es decir, artistas o bandas que solo pegan en un mercado determinado y no son éxitos globales.  Sin embargo, un grupo new wave, que cantaba en francés, que se convirtió en el  fenómeno de toda una generación en un mercado dominado por la música latina, que no  tuvo repercusión en ningún otro mercado más que los francoparlantes, y cuyas letras eran incomprensibles para el gran público, eso sí que es raro.  Aquí la real historia.  





Muchas leyendas y cuentos se han tejido sobre la forma en que el grupo francés Indochine fue introducido en el Perú.  He leído teorías realmente descabelladas, otras inverosímiles, y unas cuantas que por ser tan creativas ojalá hubieren sido reales…  Sin embargo, la historia es más simple de lo que mucha gente piensa, y me siento con la autoridad necesaria para contarla, ya que fui protagonista y testigo de primera mano de ese proceso, y conozco muy bien -al menos eso creo- a la o las personas responsables de ello.   

Si nos situamos en las radios mainstream de 1986, fue un año dominado por el rock-pop principalmente en español, con grupos como Virus, Soda Stereo, Hombres G, Los Abuelos de la Nada, La Orquesta Mondragón, Rio, El Tri (que metió 50,000 personas en tres fechas en la Plaza de Acho), y solistas como Miguel Mateos, Beto Danelli, Sandra, Yuri y un largo etcétera; algo de inglés, sobre todo con el new wave tipo Pet Shop Boys y The Cure y pop de Billboard (Phil Collins, Bangles, Falco, Genesis, etc.).  Radio Panamericana, Studio 92 y 1160 eran de lejos las radios que dominaban el survey y ese género, y muy atrás les seguía otras como Radio Miraflores, Super FM, Doble 9 o Telestereo, con algunas variantes en cuanto al tipo de música que pasaban.
  
Si bien no era la única, pero una de las principales formas en que las radios se alimentaban de música era a través de las disqueras, entre las cuales, una de las más importantes fue El Virrey Industrias Musicales S.A., representantes de sellos como WEA (Warner Brothers, Elektra, Atlantic, MCA, entre otros), PolyGram (Polydor, Philips, Casablanca, Decca London, Mercury, Mottown, Beggar’s Banquet, Vertigo, entre otros) o RCA (RCA, Arista, Ariola, etc.).  En ese entonces, yo me desempeñaba con el puesto oficial de “asesor de A&R”, que en buen cristiano quería decir el label manager de todos los sellos de esa compañía, especializado en repertorio anglo. 

Es así que parte de mi labor, como una vez ya lo expliqué aquí, era identificar canciones potencialmente comerciales en el mercado peruano, para trazar la estrategia promocional inicial y luego editar el disco en edición nacional.  Lo fácil -y obligatorio- era “trabajar” (así entre comillas, pues ya venían con gran impulso internacional) y lanzar artistas prioritarios de los sellos representados, tipo Madonna, Elton John, The Cure, o Kool & the Gang.  Lo difícil -y muy retador- era identificar o meter un artista desconocido en el mercado local.  Ejemplos hay muchos (Miguel Ríos, Baltimora, Dragón, etc.).

Paralelamente a ese trabajo, los domingos por la noche también producía y conducía un programa radial en Radio Miraflores íntegramente de música francesa, en donde la audiencia estaba conformada por cuatro gatos: el agregado cultural de la Embajada de Francia, algunos cuantos francófonos que siempre llamaban a pedir canciones de France Gal, y uno que otro que pedía Aznavour o Piaff (que nunca pude complacer pues lo mío era rock, pop y nouvelle chanson française); ni siquiera mis antiguos compañeros del colegio Franco Peruano me escuchaban.  Los discos los obtenía de la embajada, y, como no, de la disquera, y eran las únicas veces que en el Perú sonaban canciones de Jean Jacques Goldman, Téléphone (que ese año se separó), Images, Gold, Daniel Balavoine (ese año falleció trágicamente en el Paris Dakar), o Francis Cabrel (quien unos años después le compuso una hermosa canción a su amigo Daniel, “Dormir debout”).


Cierto día en la oficina de El Virrey, me llegó un LP que me llamó la atención ya que lo identifiqué como para pasarlo en mi programa, y cuya banda ya me era familiar (eran ídolos en Francia).  Debo reconocer que, si bien yo conocía mucho de música francesa, jamás se me pasó por la cabeza promocionar el género fuera de las ondas del programa que conducía, ya que lo más relacionado cercano a ese género hasta ese entonces fueron tan sólo unas versiones en español de “A toi” (“A ti”) de Joe Dassin de 1978 y “Je l’aime a mourir” (“La quiero a morir”) de Francis Cabrel de 1980.  De pop francés, nada, ni la sombra, por lo menos hasta ese momento. 


Es así que cuando recibo el disco Indochine au Zenith del sello Ariola, inmediatamente me metí al cuarto de escucha en donde poníamos a todo volumen las muestras que llegaban a nuestras manos.  Decidirme por qué canción tocar de ese disco era muy difícil, ya que al ser un disco en vivo, estaban todos los éxitos de la banda francesa, por lo que costaba mucho escoger; era una suerte de Greatest Hits en vivo.  Recuerdo que al final de un día, estaba yo escuchando el LP tratando de dar con qué canción tocar en mi programa, cuando se aparece un gran amigo y maestro (que me ha enseñado muchas cosas, más de las que él mismo cree): Manuel Sanguinetti, ex - miembro de la mítica Traffic Sound y dueño de Doble 9, la radio rock en Lima.  Manuel era asiduo concurrente a mi oficina en busca de discos “caletas” o de bandas que no eran comercialmente explotadas en el mercado local.  Por supuesto que, yo amante de ese tipo de música (pero con la separación mental/auditiva necesaria para saber diferenciar entre lo que le gusta al mercado y mis gustos personales), nuestras tertulias y sesiones de escucha eran interminables.  Lo cierto es que Manuel inmediatamente me preguntó qué estaba escuchando, y luego de escuchar juntos todo el disco y darle un poco de backround sobre el grupo, le encantó Indochine, y me lo pidió para pasarlo en su radio; yo, un tanto incrédulo o más bien, sin mayor expectativa, se lo ofrecí para el día siguiente, luego de hacerle un back up en cinta (proceso que explico en esta entrada) por si acaso.  Mi compromiso entonces con él fue dárselo en exclusiva 6 meses, para que “lo reviente” en su radio, y luego ya abrirlo en otras emisoras.

LP promocional editado por El Virrey en 1987
“Canary bay”, “A l'assaut (des ombres sur l'O)”, “L’aventurier”, “Troisième sexe”, el éxito de la banda fue tal, que tuve que convencerlo para que esos seis meses se conviertan en dos o tres, pues el mercado pedía a gritos el disco y no podíamos darnos el lujo de perder ventas.  Después de Doble 9, fue Panamericana, 1160, Studio 92, y luego todas, absolutamente todas las radios y canales de TV sucumbieron al fenómeno Indochine, paseándome de radio en radio con el disco promocional, y que culminó con sus históricos conciertos en abril de 1988, al cual fui invitado por mi ex-casa discográfica (yo ya estaba en Discos Hispanos manejando el sello EMI), y que en agradecimiento a Manuel, llevé al Coliseo Amauta a su hijo Diego, un niño en esa época y fanático de la banda (el concierto completo en el Amauta lo pueden ver acá). Tanto pegó la banda y la ola francesa, que antes de su concierto vino el trío Cyclope a la Feria del Hogar, por lo que a través de su Gerente General, Frank Griffiths, y el empresario artístico Jorge Fernández Mazaira, fui contratado para promocionarlo y hacerlo conocido (hasta ese momento no los conocía absolutamente nadie; el por qué vinieron ellos precisamente, lo deben saber Jorge y Frank).


He leído y escuchado a mucha gente querer colgarse esa medallita, y realmente lamento que la historia no sea tan glamorosa como muchos quisieran o suponen, pero lo cierto es que no hubo estrategias ni envíos intencionales, genialidades ni adelantados; nada de negociaciones arduas por el disco (éramos representantes de Ariola, punto) ni otros personajes involucrados.  Si no hubiera tenido ese programa de radio, tal vez ni hubiera escuchado el grupo; si Manuel hubiera ido otro día, quizás no lo pasaba por la radio...Todo fue tan simple como una mezcla de casualidades, coincidencias y legítima admiración por la buena música.

Como decía un comercial antiguo, que no te cuenten cuentos.


Febrero 2020