lunes, 15 de julio de 2019

LA REVOLUCIÓN DISCOGRÁFICA


Que la industria está cambiando, no cabe ninguna duda, pero a veces es tal la rapidez de dicho cambio que las cosas nos pueden llegar a sobrepasar.  Desde hace algunos meses quería escribir sobre un nuevo sello musical nacido en Suecia (claro, cuando no innovando) que está sentando un nuevo modelo de negocio y puede llegar a revolucionar la forma en que se relacionan las compañías discográficas, agregadores y artistas, dentro de la cadena de valor de la industria.


Hace unos tres años o poco más, escuché de un sello discográfico “móvil”, y entre tantos cambios, novedades y múltiples quehaceres, no pude hacerle el seguimiento si no hasta febrero de este año, en donde leí un artículo en el interesante portal colombiano Shock, en donde publican una entrevista a Diego Farías, CEO de esta disquera de la próxima generación, tal como ellos se autodenominan: Amuse

Fundada por ex-ejecutivos de grandes protagonistas de la industria (Sony Music, Spotify, Universal, Warner, entre otros) es un sello discográfico móvil -sí, así como lo lees, un sello que es una app- en el cual los artistas a través de una app pueden subir sus canciones directamente a diversas plataformas, y de forma gratuita.
 
Para entender un poco más, el mismo Farías lo explica en Schock: “La distribución digital ha existido durante los últimos 20 años más o menos, no ha cambiado mucho y el modelo de pago ha sido casi el mismo.  Estos servicios cobran por su uso y hay un montón de artistas que sueñan con participar del mundo de la música, pero son servicios que no han sentido que necesitan mejorar su oferta. Por eso, creímos que, si podíamos construir la experiencia para móvil, sería un cambio tremendo. Y, además, si podíamos hacer la distribución gratis, eso sería un punto de inflexión total. Nuestro servicio es 100% gratis. Si el artista sube su música con Amuse y gana 100 dólares él se queda con 100 dólares. Así de fácil es. La distribución para nosotros solo es un servicio para encontrar el próximo talento, así que en nuestro servicio de distribución todas las regalías las devolvemos al artista”.

Esa explicación apela al gancho de esta disquera como un agregador que no le cobra nada al artista.  El verdadero negocio de Amuse no está en la distribución digital, si no en la firma de artistas.  Para saber como lo hace, sigamos leyendo las declaraciones de Farías: “Los sellos siempre han invertido en encontrar talento. Según los reportes de IFPI, aproximadamente un 25% de su dinero se invierte en ello. Nosotros, que sabemos cómo funcionan los sellos, reconocemos que es difícil, porque no hay ninguna manera de comprobar al comienzo del viaje qué talento va a ser bueno. Así que vimos que utilizando datos del consumidor, que es lo que coleccionamos en Amuse, podríamos atacar el mismo problema desde un ángulo totalmente diferente. Con nuestro modelo podemos saber con seguridad cuál va a ser el futuro de una canción o de un artista en una parte más temprana de su carrera”.

Ahí está el kid de asunto; a través de su participación en el mundo del streaming, Amuse detecta a través de un software cuando hay un artista que está destacando entre los demás, y lo contacta directamente para negociar contratos de manera muy abierta; una suerte de A&R virtual….  Quizás la principal diferencia con una disquera convencional, es que lo que se negocia es la distribución digital, no la compra del derecho.  Es decir, que cuando esa licencia termina, el derecho, o sea, la propiedad del master en el entorno digital, vuelve a manos del artista. 

Farías lo explica de esta manera: “Tenemos un sistema de análisis que se llama Lil Data (nombrado así como un juego de palabras alusivo al nombre de raperos como Lil Wayne o Lil Kim). Lil Data selecciona artistas que están utilizando el servicio y que, de diferentes maneras, están mostrando algún tipo de potencial. Ya que están usando nuestro servicio y tenemos su información nos podemos contactar con ellos de una manera rápida.  Normalmente, compartimos las regalías en una manera más equitativa que las major. Si tú firmas con una major, por tu primer contrato, si te pagan más del 15% de tus regalías es sorprendente. Recibirías 18% si eres un artista más grande, pero ese sería un 18% después de un montón de descuentos. En Amuse tú nunca ganas menos de 50% de las regalías o de las ganancias del proyecto porque lo que hacemos es que invertimos en el proyecto: puede ser un adelanto, puede ser marketing, pueden ser diferentes cosas; dinero para hacer un video, lo que sea. Cuando esas cosas se han recuperado, ahí empezamos a repartir por lo menos 50% al artista”.

Simple, te distribuyo gratis, y si destacas, te convierto en mi artista.  Sounds like heaven.  Si esto no suficientemente disruptivo, tal vez uno de los factores que más lo sea es su sistema Fast Forward, un servicio que le da la oportunidad a los artistas de adelantar sus regalías futuras. “Fast forward realmente es revolucionario- continúa Farías- Es un sistema loco. Es un sistema que analiza más de 36.000 millones de datos. Lo que hacemos es que utilizamos aprendizaje automático. Esto nunca se ha hecho en el mundo de la música para poder proyectar regalías futuras. Es una cosa de último nivel. Con este sistema nosotros le permitimos a artistas obtener sus regalías futuras. Normalmente ha sido un servicio solamente para artistas que firman con majors como Warner Music, Sony, Universal. Ahora nosotros estamos abriendo esa puerta a artistas independientes para que puedan tener el control de sus derechos”.  Imagínate que ya lanzaste canciones vía Amuse, y quieres grabar tu próximo ep; entras a Fast Forward y con un click su sistema de análisis te informa si calificas para que te adelanten tus regalías futuras.  Si es así, ya tendrías tu financiamiento para tu nueva producción.  ¿Cómo decide Amuse qué artistas califican o cuáles son los requerimientos para el Fast Forward? Por ahora es una incógnita, pues aún no han hecho público ningún detalle sobre la elegibilidad.

Lo que está haciendo Amuse es realmente innovador, creando un trato más horizontal entre la disquera y artistas, amalgamando servicios de agregador sin costos para el artista, detectando a través del análisis de data el potencial artístico-comercial de sus clientes, pero entendiendo sin embargo que no todo puede ser reducido a números, por lo que montan oficinas físicas en mercados con potencial, con gente experimentada de la industria.  Esto para las operaciones de la empresa puede constituir un overhead peligrosamente grande, que, de no contar con una disciplina financiera estricta se puede convertir en el principal causante de eventuales resultados negativos. ¿Eliminarán a las demás agregadoras?  No lo creo.  Entendamos que es un jugador más y en la medida en que más y más artistas suban sus canciones, la valla para ser firmado (el objetivo ideal) será más alta, pero sin duda dinamizará el sector.  ¿Pondrán en riesgo a las otras empresas discográficas? De ninguna manera, pero estoy seguro pueden abrir nuevas formas de ver el negocio por parte de las majors, ejerciendo presión en la forma de cómo es la relación artista-disquera.  El potencial es tan grande que firmas como Lakestar y Raine Ventures, grandes organizaciones de fondos de inversión y capital de riesgo, apostaron por Amuse, quien levantó poco más de 15 millones de dólares en una ronda de Serie A (ojo, Raine Ventures no es ajeno a estos negocios, ya que el 2017 tuvo una fuerte participación en SoundCloud).

Shock remata su artículo diciendo que “ahora, la lectura de data, los números, las proyecciones y los algoritmos son más determinantes. O por lo menos en un principio”, algo que ya habíamos avizorado aquí.

Buenos vientos en la industria.

Con información de shock.co y music:)ally

Julio 2019