viernes, 24 de agosto de 2018

LA PRÓXIMA TENDENCIA DE LA INDUSTRIA DISCOGRÁFICA


En una de mis últimas clases de administración de negocios musicales en la universidad, un perspicaz alumno me hizo una pregunta: “Profesor, ¿cuál cree Ud. que será la tendencia en la industria discográfica?”





La pregunta surgió a raíz de una clase que giraba en torno a los diferentes estilos de liderazgo que a lo largo de la historia han tenido las grandes compañías fonográficas.  Cuando hablo de estilos de liderazgo, me refiero particularmente a la tendencia que las grandes corporaciones y sellos seguían para manejar su negocio. 

En ese sentido, y haciendo un grosero compendio histórico, en el big bang de la industria fonográfica, las compañías estaban lideradas por hombres de negocio enfocados en el desarrollo tecnológico.  Su prioridad era abaratar costos de producción tanto en el soporte (cilindros y discos) como en el hardware (fonógrafos, graphophones, fono-cilindros, gramófonos, etc.) y pelear por las patentes, la música era lo de menos. 

Luego, al acercarse los años 50, hicieron aparición los A&R, conocidos popularmente como los “cazatalentos”.  Las empresas comenzaron a basar sus decisiones estratégicas en los principios que el mettier de A&R dictaba.  La música por sobre todas las cosas.

Los finales de los años 70 y principios de los 80 trajo consigo una contracción en el sector en plena crisis del petróleo, y “los comerciales” fueron los que tomaron la batuta. Vender, vender y vender era el lema, y la herencia de la era disco (en donde más que artistas, se vendían canciones) ayudó a que en la primera mitad de los ochenta las estrategias de ventas sean las vedettes.

A mediados de los 80, cuando se comienza a recuperar la industria, con un MTV ya consolidado y la aparición del CD, comenzaron a cobrar protagonismo los marketeros, quienes hacia los noventa se adueñaron prácticamente del negocio.  Todas las decisiones estaban basadas bajo los preceptos del marketing y sus hipnotizantes resultados, con lo cual, bajo el dominio del CD, la industria generó la mayor cantidad de dinero en toda su historia (U$ 25.2 billones en 1999*).

Pero para entonces el anticristo ya había nacido… mientras la industria bailaba y gastaba al ritmo de sus ingentes ingresos, ya el internet y las redes P2P comenzaban a hacer estragos, momento en el cual aparecieron los financieros a liderar las compañías.  Control de costos y austeridad en los gastos en toda la cadena de producción, y casi que sigue así hasta nuestros días.

Es necesario señalar, sin embargo, que el core del negocio sigue siendo la música y la actividad del A&R siempre se ha mantenido, no siempre con el mismo protagonismo, pero siempre existió.

Entonces, nuevamente, ¿cuál será la próxima tendencia?

Como lo señala el portal Music Industry, la radio solía ser la principal forma en la que al público esencialmente se le decía qué escuchar. Los sellos influenciaban en las radios a través de tácticas blandas (almuerzos, regalos, cockteles, show-cases, etc.), y también tácticas duras (sobornos y payola).  Ahora la radio está en notorio declive y su panorama a largo plazo es -por lo menos- oscuro; perdió a su audiencia más joven que ha sido capitalizada por YouTube y por los servicios de Streaming.  Si bien estos servicios han aprendido a capturar gran parte de ese tiempo de escucha -pareciéndose y sintiéndose mucho más como una radio a través de tácticas como playlists, estaciones, personalización y podcasts- las plataformas tienen esencialmente un sistema On-demand, lo que hace que las discográficas tengan muchísimo menos influencia directa en sus playlist.

Tremendo problema: de poco te sirve tu control financiero, tus planes de marketing, tu música, ni mucho menos tus estrategias de venta; simplemente si no suenas, no vendes….

Por ello, la respuesta a mi alumno fue que creo que la tendencia será que la industria tratará de manejar los datos que el Streaming arroja, y quien los domine será quien lidere el grupo.  Las compañías discográficas se están volcando sobre los datos, particularmente a los que los playlist generan (ya que descubrieron que son estos los que “moldean” las tendencias), creando y priorizando potentes sistemas de análisis estadísticos que el Streaming brinda.  Los datos, las estadísticas, el análisis de las transmisiones, el estudio de la información digital de los playlist, entre muchas otras métricas, es hoy como oro en polvo para las disqueras, pues sus decisiones estratégicas están basadas en el profundo análisis de todos ellos (no por nada Sony Music compró The Orchard, uno de los más importantes agregadores a nivel mundial). 

Pero no todo es color de rosa. Hay sutilezas que se deben considerar.  

Por ejemplo, según el portal mencionado líneas arriba, la canción de un artista de una compañía discográfica tuvo unas estadísticas impresionantes en el playlist "Spotify Today's Top Hits", uno de los que más seguidores tiene.  El éxito sorprendió al mismo sello, pues a ese artista no lo tenían como prioritario ni mucho menos como candidato a “romperla”.  Bajo esa lectura, el sello re-hizo sus planes e hizo importantes inversiones en marketing para su siguiente single, el cual fue finalmente un verdadero fiasco. Cuando la disquera analizó las estadísticas de transmisión, resultó que la gran mayoría de plays eran pasivos. Es decir, la canción anterior fue un éxito porque estuvo en un playlist exitoso, cuantitativamente hablando, y que los usuarios tienden a no omitir las canciones (hacer “next” o “skip”) lo que creó en realidad un éxito artificial, aunque transitorio.  

Por eso, tal vez los sellos puedan distraerse demasiado en perseguir datos confiando demasiado en el análisis del Streaming. Una data mal enfocada a veces genera falsos positivos e ilusiones.  Si las compañías confían en exceso en lo que el análisis de la información y los datos les dice, pueden caer en el error de creer que la tendencia de un playlist sea la tendencia de los usuarios, confundiendo un hit orgánico con uno fabricado. 

La data está bien, pero creo que no se debe perder el foco en la música, y trabajar además con otro tipo de combinación de métricas, incorporando calificaciones, métricas de transmisión, datos sociales y rastreadores de marcas.

Y esto último apoya mi teoría sobre la próxima tendencia.  Al final, siguen siendo datos.

Agosto 2018


(*) Fuente: IFPI