lunes, 2 de octubre de 2023

EL USO DE LA IA EN LA MÚSICA PARA PUBLICIDAD

 


La IA ha demostrado ser capaz de generar música de muy alta calidad de manera eficiente y personalizada, no sin estar envuelta en polémicas y noticias. Recientemente hemos visto cómo Ghostwriter, el creador de la canción “Heart on my sleeve” emulando a Drake y The Weeknd, quiso postular a los premios Grammy, generando gran controversia (y por supuesto, la negación a su elegibilidad), o como las majors están comenzando a negociar con plataformas de IA el uso de voz y deepfakes de sus artistas.  Peor aún, una lista de 17 escritores -entre los que figuran George R.R. Martin (Game of thrones) y John Grisham (The firm)- han demandado a OpenAI, los desarrolladores de ChatGPT, por “robo sistemático a  escala masiva”, alegando que los algoritmos de estos sistemas son “entrenados” con obras protegidas, sin autorización, para desarrollar inteligencia artificial generativa, algo que también se aplica en la música…. No cabe duda de que esta tecnología está generando enormes desafíos a la industria musical y creativa en general, lo cual hemos explorado apenas ligeramente en esta entrada.

No es de extrañar entonces que su uso dentro de la industria publicitaria, donde la música desempeña un papel crucial para crear conexiones emocionales con el público objetivo, sea uno de los primeros campos de aplicación.  Tanto agencias de publicidad como anunciantes recurren cada vez más a la IA para producir música original que se adapte perfectamente a sus campañas.  Sin embargo, a pesar de las ventajas que ofrece esta tecnología en la creación musical, también plantea riesgos significativos en lo que respecta a los derechos de autor, pudiendo transitar por los confusos límites de lo que separa lo legal de lo ilegal. 

El resultado de una creación realizada por IA puede llevar a que sea muy difícil determinar quién es el autor real de una composición, por lo que es un caldo de cultivo para la generación de disputas legales y dificultades al no tener claros los datos para los créditos adecuados a los compositores humanos involucrados en el proceso.

Como sabemos y lo adelanto en el primer párrafo, la IA crea música mediante algoritmos y datos de entrenamiento, entendiendo esto último como data extraída de obras previamente lanzadas al mercado, por lo general, protegidas por las leyes del derecho de autor.  Si bien está diseñada para ser creativa y original, la IA al estar influenciada por obras musicales existentes, puede generar música que inadvertidamente infrinja derechos de autor, como una suerte de "criptomnesia (*) cibernética".  Por ello, todos los involucrados en el proceso deben ser conscientes del riesgo que se corre con el uso de música generada por IA, si es que involucra obras que estén protegidas por derechos de autor.  Esas prácticas por lo general terminan en reclamos y demandas hacia ellos, es decir,  anunciantes, agencias publicitarias y casas de audio, como responsables solidarios, en caso haya intervenido en el proceso.

Incluso, saliéndonos un poco de lo musical y adentrándonos más en recursos publicitarios, recordemos, además, que la IA es capaz no sólo de crear música, sino también usar imagen y voz sin la participación humana, elementos no obstante que están protegidos por el artículo 2, inciso 7 de la Constitución Política del Perú,("Toda persona tiene derecho: ...Al honor y a la buena reputación, a la intimidad personal y familiar así como a la voz y a la imagen propias.") y recogida en el artículo 15 del Código Civil, en donde dice claramente:

La imagen y la voz de una persona no pueden ser aprovechadas sin autorización expresa de ella o, si ha muerto, sin el asentimiento de su cónyuge, descendientes, ascendientes o hermanos, excluyentemente y en este orden”.

Si bien este artículo del Código Civil tiene algunas pocas excepciones, debe ser grande la tentación en publicidad para usar la imagen de alguien con cierto nivel de notoriedad, o peor aún, la locución con la voz al estilo de algún locutor en particular.

Para mitigar estos riesgos, es esencial abordar la cuestión de la autoría y los derechos de autor en la música generada por IA con el suficiente grado de responsabilidad y ética, dentro de los cuales está la obligación de ser transparentes -tanto clientes como agencias- sobre el uso de esta tecnología en el proceso de creación musical, y asegurarse de que todas las licencias y permisos necesarios estén en orden. 

Igualmente, por la facilidad que brinda la IA para que cualquier persona sin conocimientos de música se sienta capaz de crear piezas originales, no es menos importante involucrar a compositores y profesionales humanos para supervisar y dirigir este proceso de creación para garantizar la originalidad y la calidad.  Y aquí tal vez radique el mayor riesgo de hacer música con IA sin ser un conocedor, sin dominar la disciplina musical, pues convengamos que la IA al ser entrenada con algoritmos basados en música protegida por derechos, en las manos de una persona inexperta puede resultar en un arma muy peligrosa.  Por eso -insisto- es absolutamente imprescindible involucrar, o mejor aún, dejar este proceso a cargo de músicos profesionales.  Después de todo, la IA debe ser sólo una herramienta, y no una protagonista misma de la creación.  

La IA está cambiando la forma en que se crea y utiliza la música en el ámbito publicitario, sin embargo, los riesgos en torno a los derechos de autor plantean desafíos legales y éticos que deben abordarse con seriedad. La transparencia, la regulación adecuada (tarea pendiente) y la colaboración entre humanos y máquinas son clave para garantizar que la creación musical por IA beneficie a todos los involucrados en la industria publicitaria, sin perjudicar los derechos de los creadores y la misma creatividad musical.

Octubre 2023

(*) El término fue acuñado por el psicólogo Theodore Flournoy, y de acuerdo con el Diario Británico de Psiquiatría, criptomnesia significa la existencia de recuerdos ocultos en la conciencia, es decir, que la persona no sabe que los tiene ni recuerda de donde los obtuvo o se generaron.