Te dedicas a hacer música y
quieres sonar en todos lados, que te contraten para presentaciones, ir a otros países,
que tu música llegue a otros mercados, presentarte ante públicos amplios, es
decir, vivir -y vivir muy bien- de
tu arte. Trabajas o estudias una carrera
de música o de otra disciplina, con gran sacrificio y te sumerges en tratados
académicos, ensayos, cultura y estudios de estrategias musicales.
Así, ves con asombro por ejemplo
que la multi-estrategia que realizó Trent
Reznor de Nine Inch Nails, en
donde incluía muestreo de canciones, multimedia, juegos, trivias, amén de
diferentes estrategias mediáticas a raíz de su enemistad con su discográfica, Universal Music, hizo que se convierta
en un ícono de la innovación en promoción musical. O te das cuenta también del paso
que dio Beyoncé el año pasado al
lanzar un álbum sin campaña previa y en exclusiva en Tidal, rompiendo todos los
patrones convencionales y desafiando a la industria, que elevó aún más su
imagen de diva y de superestrella. Al
igual que Adele, que en complicidad
con su compañía discográfica, se atrevió a lanzar su última producción sin
tener presencia en ninguna plataforma digital de Streaming, forzando a la gente a comprar el físico o vía download,
rentabilizando al máximo el lanzamiento (y de paso incrementando la demanda posterior
en las plataformas en donde inicialmente no existía). Te sorprendes con la islandesa Björk y su gran forma de engagement que maneja con sus fans junto
con su inconmensurable creatividad, o la genial idea de U2, que sorprendió a los usuarios de iPhone cuando un día amanecieron todos con su última producción para
ser descargada gratuitamente en sus smartphones.
Todas estas estrategias las
estudias y analizas en salones de clases, las discutes con tus amigos, con
gente de negocios y de la industria. Y
eso está muy bien, así debe ser. Sin embargo, lo que inmediatamente te surge en
tu mente de músico emergente es que, “claro,
así cualquiera… Beyoncé lo puede hacer porque es Beyoncé, Adele es Adele, y U2
es U2 pues”. Por supuesto, tú no
cantas ni te ves como ellos, ni tu show tampoco es como el de ellos, y te
preguntas qué es lo que ellos tienen en común y que tú no. La respuesta es obvia: “audiencia”, que a final se traduce en “fans”. Son miles, y los adoran.
Entonces te vuelves loco con las tácticas
para conseguir fans… Te metes a cursos de marketing digital, lees
compulsivamente consejos como “involucra a tus fans en la producción” ó “prémialos
por su fidelidad”. Comienzas a mantener
comunicación constante, respondes todas las comunicaciones, estudias las redes,
haces concursos, les regalas entradas o merchandising,
y una interminable lista de acciones, todas ellas más o menos efectivas. Haces la tarea perfectamente, pero te das
cuenta que no crece tu audiencia, y te defrauda el medio, te deprimes, crees
que no estás haciendo las cosas bien….
¿Seguro? ¿Te has preguntado por
qué son miles? ¿Te has preguntado por qué los adoran?
Tal vez te estás olvidando de
algo tan pero tan básico que lo soslayaste o hasta lo pasaste por alto, y eso es
simplemente tu producto. Tu producto eres tú (o tu banda), y estás
obligado a comenzar por la piedra angular de todo, una piedra angular que tiene
principalmente tres lados en los que debes concentrarte para perfilar y perfeccionar.
Si compones, procura que estas
sean impecables y únicas. En el songwriting
existen técnicas y reglas. Estúdialas a profundidad, cúmplelas primero y luego haz
algo especial. Culturízate, lee (y mucho), escucha,
escribe, aprende, absorbe, conoce tendencias sociales, procésalas y haz lo
tuyo. Igualmente en tu interpretación sé
más prolijo aún; aprende técnicas, perfecciónalas, ensaya mañana tarde y noche,
toca, canta, escúchate y vuelve a cantar o tocar hasta que ni una sola nota
falle. ¿Todo esto para qué? Para que tu producto (o sea, tú) tenga un excelente soporte sonoro. Consigue la mejor materia prima (composición
y ejecución), para con ello dar pie a la segunda área elemental: tu grabación.
De nada te va a servir grabar en
el mejor estudio, tener un sonido espectacular, o contar con un súper productor
musical, si es que tus composiciones son simplonas y si tu interpretación
(instrumental o vocal) es estándar, mediocre, o hasta mala. Si tienes buenos ingredientes, la preparación
del plato debe ser aún mejor. Date
cuenta, por más que tengas un buen chef, si no tienes una buena pasta no te va
a salir bien, o viceversa, si tienes una buena pasta pero el chef es malo,
tampoco el resultado será bueno, así que si tienes buena materia prima, exígete al máximo para
lograr la mejor producción posible; trata de no escatimar.
Y tercero, aprende a pararte en
el escenario, “pararte” en el más amplio sentido de la palabra y en donde
intervienen varios aspectos. Aprende sobre
la importancia de diseñar tus luces, por más austeras que sean (te sorprenderá
darte cuenta que no necesitas grandes inversiones para crear efectos y
ambientes atrayentes). El styling es
básico, descubre tu estilo, cuida tu imagen (independientemente de cuál sea); si
te presentas -en escenario grande o chico, gratis o pagado- con la misma ropa
con la que vas a comprar el pan o con la que asistes a clases, difícil que consigas
grandes cosas. Haz un guion de tu show, muévete, disfruta y haz disfrutar. La gente va más que sólo a escuchar; quiere pasar
una experiencia multi-sensorial especial, por lo que tu expresión corporal, la
parte auditiva y la parte visual es gravitante. Pero por sobre todas las cosas,
practica y ensaya. Toca en todos los
escenarios que puedas, consigue experiencia, eso te dará la base para enfrentar
lo que sigue.
Recién cuando domines eso, recién
cuando tengas algo bueno que ofrecer, podrás concentrarte en ampliar tu
audiencia, luego de tener un producto robusto, concreto, consistente, con
personalidad: Cuando hayas conseguido
esto, o por lo menos lo hayas perfilado, tu audiencia podrá comenzar a crecer,
cuando le ofrezcas un producto que se manifiesta a través de una experiencia
que cala e impacta. Para correr, primero
aprende a caminar, y antes a gatear.
Como dijo Ed Sheeran en su
reciente visita a Chile, respondiendo a la pregunta de un periodista de Las 40
Principales (¿qué consejos le darías a los músicos chilenos que buscan darse a
conocer en la música?), y que se aplica cualquier realidad:
- "No importa de dónde seas; importa lo duro que
trabajes, por eso escribe tantas canciones como puedas; has toneladas de shows
para ser un artista con experiencia. Yo
no sé cómo es la escena musical chilena, no sé si las disqueras están basadas
aquí o en otro país de este continente, pero en mi caso, yo tuve que irme a
Londres para realizarme, pero yo ya había hecho el trabajo para ser un
cantautor con experiencia. Por eso,
practica tanto como te sea posible en composición y actuación en tu país, y si
tienes que irte a otro lado para realizarte, hazlo, pero llega preparado”.
Finalmente, les dejo una infografía
sobre 9 grandes mentiras en la industria musical para artistas nuevos. Hasta la próxima entrada.
Mayo 2017