La noticia más extendida la semana que pasó en torno a negocios musicales fue sin duda la resolución de la Copyright Royalty Board de Estados Unidos (CRB), el consejo federal de derechos de autor, que ratificó su dictamen del 2018 sobre subir las regalías por streaming a favor de los compositores de 10.4% a 15.1% para el periodo 2018-2022, uno de los aumentos más significativos jamás otorgados en los Estados Unidos, y sobre lo cual escribimos y analizamos en este post (y que recomiendo leer para contextualizar esta entrada).
En efecto, la CRB desestimó los alegatos de las
plataformas de streaming -con excepción de Apple que estuvo de acuerdo
con esa alza- quienes argumentaban que su negocio se convertiría en algo
insostenible frente a la enorme cantidad de regalías que ya se pagaban. Decían
además que, si iba a haber un aumento este tenía que salir de la parte que se
llevaban los tres sellos más grandes, pues como discográficas también son los
dueños de los tres publishers más grandes del mundo (Universal Music
Publishing, Warner Chappell y Sony Music Publishing, ex Sony/ATV).
Sin embargo, no todo es color de rosa para los
compositores, pues, si bien en su dictamen inicial también dirimía sobre la
base de cálculos para pagarles estas regalías si ningún límite, ante las
apelaciones de las plataformas -especialmente de Spotify- reconsideraron esa
decisión y han acotado esa base de cálculo en otra que favorece un poco más a
los servicios de streaming. En
palabras de Bart Herbison, director ejecutivo del grupo comercial de
compositores Nashville Songwriters Assn. International, y que lideró la
larga lucha contra la apelación, dijo: "Este veredicto representa noticias
mixtas. La buena noticia es que los compositores recibieron el aumento de la
tasa de regalías del 15.1% que ganamos hace cuatro años y medio. La mala
noticia es que la definición de "servicios agrupados" y de los costos
totales de contenido (TCC), uno de los niveles de tarifa de streaming, no eran
lo que deseábamos. Volveremos a centrarnos en el próximo procedimiento de la CRB
que ya está en marcha. Junto con la Asociación Nacional de Editores de Música,
estamos pidiendo más aumentos en el futuro".
Mientras que la declaración del otro lado,
hecha por el CEO de DiMA (la Digital Media Association, que representa a
los servicios de streaming y que apeló contra la decisión de la CRB) Garret
Levin, va en otro sentido: "Este procedimiento es también un recordatorio
de que la fijación de tarifas no tiene, y no puede tener lugar en un vacío. La
decisión de hoy se produce cuando los tres principales grupos discográficos,
que operan los tres editores de música más grandes del mundo, continúan ganando
la mayor parte de las ganancias de la industria musical, al mismo tiempo en que informan
un crecimiento constante de ingresos de dos dígitos como resultado del streaming”. No le falta razón tampoco.
Hoy ya se está hablando de la necesidad de una
convención o acuerdo entre todos los jugadores en este negocio, servicios de streaming,
sellos, editores, compositores y artistas, para encontrar un equilibrio en el
reparto de regalías proveniente del streaming, un sistema que -gracias a su
existencia- sirvió como catalizador para salvar a una industria discográfica que
venía en franco deterioro.
Lo concreto es que las plataformas de streaming
se están alistando entonces para desembolsar una fortísima suma de dinero que
les deben a los compositores de todo el periodo 2018-2022, pero una cantidad que
los beneficiarios pensaban que sería más.
Casi un empate.
¿Quiénes son los verdaderos ganadores en este
pleito (que continuará para el periodo 2022-2027)? Los abogados que se encargaron de
todos los aspectos legales -y de ambos lados- así como los fondos de inversión
que compraron catálogos musicales de grandes compositores, y que siempre tuvieron a
ese desembolso dentro de sus cálculos al momento de hacerlo, algo sobre lo cual escribimos
en marzo pasado. Tal como en la política, nada es casualidad
Julio 2022