En mis clases de Administración de Negocios Musicales, siempre surge el tema del impacto del streaming en la música y cómo plataformas como Spotify, Apple Music o Deezer revolucionaron la forma de consumirla. Sin embargo, también se discute su rentabilidad, lo que genera preguntas lógicas entre los mis alumnos, entre ellas la más común es ¿cómo es que empresas tan grandes, como Spotify, con millones de usuarios, siguen sin ser rentables (con excepción del primer semestre de este año, donde por primera vez luego de 16 años arrojó un flujo positivo)? En esta entrada trataré de desglosar cuestiones clave para conocer el funcionamiento del negocio del streaming de música, y entender como un negocio que hasta el momento no arroja números positivos, no solo pueda continuar existiendo, sino también encontrarse en constante crecimiento.
El principal desafío que enfrentan estas plataformas es el costo de las regalías. Aproximadamente el 70% de los ingresos de Spotify se destina a pagar a los titulares de derechos de autor y discográficas (aunque ellos dicen que llega al 80%), lo que deja márgenes muy reducidos. Este gasto fijo limita mucho su margen y hace que, aunque el número de usuarios crezca, las ganancias no aumenten al mismo ritmo. A diferencia de plataformas como Apple Music o Amazon Music, que están respaldadas por gigantes tecnológicos (a quienes poco les puede importar que la unidad donde están los loquitos música pierda plata, pero saben que deben tener un pie allí) cuyos ingresos no dependen exclusivamente del streaming , las plataformas “independientes”, es decir, aquellas cuyo core business es el streaming de música, enfrentan una mayor presión financiera.
Para mantenerse operativa, Spotify
ha recurrido a la financiación externa a través de rondas de inversión año a
año. Los inversionistas confían en que, con el tiempo, los Spot-boys
alcanzarán una masa crítica de usuarios que les permita negociar mejores
términos con las discográficas y obtener economías de escala. Además, la
posición de liderazgo de Spotify en el mercado mundial le otorga una ventaja
estratégica significativa frente a sus competidores.
Otra de sus principales
estrategias para mejorar su rentabilidad ha sido diversificar sus fuentes de
ingresos. La compañía ha apostado fuertemente por los podcasts, un mercado
que no está sujeto a las mismas regalías que la música. Esto le permite generar
ingresos por publicidad sin compartir una parte significativa con
discográficas. Los ingresos por podcasts han crecido considerablemente,
y se espera que representen una parte aún mayor del modelo de negocio de
Spotify en el futuro.
Una estrategia clave es la expansión
en mercados emergentes como América Latina, India y África. Aunque el ARPU
(del inglés average return per user, ingreso promedio por usuario) es
más bajo en estas regiones, representan un enorme potencial de crecimiento a
largo plazo. La lógica detrás de esta expansión es que una mayor base de
usuarios eventualmente ayudará a superar los altos costos operativos de la
plataforma. Sin embargo, uno de los mayores retos sigue siendo el factor de conversión
de usuarios de la versión gratuita a suscriptores premium, algo que
se convierte en un auténtico dolor de cabeza para la empresa, como lo vimos en esta
entrada.
A pesar de estas estrategias, la
falta de rentabilidad de Spotify sigue siendo una preocupación para los
inversores. Entonces, ¿por qué continúan apostando por una empresa que no ha
logrado generar ganancias sostenibles? La respuesta está en el liderazgo de
Spotify en el mercado global y en su modelo freemium, que ha demostrado
ser efectivo para atraer y retener usuarios. Los inversores creen que la
plataforma tiene aún mucho potencial de crecimiento y que, eventualmente,
logrará un equilibrio entre ingresos y costos.
Igualmente, los inversionistas
también confían en la diversificación de servicios. Spotify ha avanzado en el
mercado de los podcasts a tal punto que se está consolidando como una
plataforma integral para el entretenimiento digital. Sin embargo, igual existe el riesgo de que los
inversores se cansen de esperar, lo que podría llevar a la empresa a una
situación financiera crítica.
¿Qué podría suceder? Una primera
opción es la posibilidad de que Spotify sea adquirida por una gran
corporación tecnológica, como Google, Amazon o Microsoft. Estas empresas
podrían aprovechar la base de usuarios de Spotify para fortalecer sus propios
ecosistemas, lo que reduciría la presión por generar beneficios inmediatos. Este
escenario ya se ha visto en el pasado, como cuando Google adquirió YouTube
o cuando Apple lanzó Apple Music para competir en el mercado de streaming.
Otra posibilidad es que Spotify
intente renegociar los acuerdos con las discográficas o aumente los precios de
sus suscripciones. Sin embargo, ambas opciones son arriesgadas debido a la
alta competitividad del mercado. Aumentar precios podría llevar a la
pérdida de usuarios, y renegociar acuerdos con las discográficas podría ser
complicado, dado el poder que estas aún ostentan en la industria.
En el peor de los casos, si
Spotify no logra encontrar una solución para mejorar su rentabilidad y los
inversionistas pierden la confianza, la compañía podría enfrentarse a la
bancarrota. Aunque este escenario parece poco probable en el corto plazo, no es
imposible. Si la plataforma no se adapta a las demandas del mercado, podría
quedarse sin recursos y verse imposibilitada de operar.
Una alternativa que se ha
comentado es la posibilidad de que una de las grandes discográficas, como Universal,
Sony o Warner, tome el control de Spotify. Sin embargo, lo creo poco probable. Si una
discográfica adquiriera la plataforma, las otras podrían verlo como una amenaza
y retirar sus catálogos, lo que debilitaría a Spotify y reduciría su atractivo
para los usuarios. Además, las discográficas dependen de que existan múltiples
plataformas compitiendo por sus licencias, lo que les permite negociar
mejores acuerdos. Administrar una plataforma de streaming, además,
también requiere habilidades tecnológicas que las discográficas no tienen.
El futuro de Spotify y de las
plataformas “independientes” de Streaming en general, sigue siendo incierto. Si
bien han transformado la forma en que consumimos música, el reto de
convertir su gran base de usuarios en una fuente de rentabilidad sostenible aún
persiste. Es probable que, en los próximos años, veamos ajustes en el
modelo de negocio de Spotify o incluso una venta a una gran corporación
tecnológica. Lo que es claro es que tanto los artistas como las empresas
deberán seguir adaptándose a un entorno en constante evolución, donde el streaming
sigue siendo el principal vehículo de distribución musical.
Octubre 2024