jueves, 26 de junio de 2025

CANNES, BUDWEISER Y LA CAMPAÑA QUE PODRÍA COSTAR MILLONES POR AHORRARSE LICENCIAS

 





















El 16 de junio, la prestigiosa organización Cannes Lions otorgó un Grand Prix a la campaña One Second Ad, creada por la agencia Africa Creative DDB para Budweiser (AB InBev) en Brasil. Se trata de una propuesta que, a primera vista, destaca por su ingenio y su enfoque ante un problema real del marketing digital: la resistencia del público a los anuncios, sobre todo en plataformas como TikTok, donde los usuarios “saltan” los avisos de 30 segundos casi de forma automática.  Es decir, cómo evitar los famosos “skip”.

La solución creada por la agencia fue, en vez de hacer los típicos spots de entre 10 y 20 segundos, hacer una campaña basada en un formato súper corto, es más, hiper corto: fragmentos de apenas un segundo -sí, UN SEGUNDO- de canciones icónicas, lanzando un reto al público para que las reconociera. Si lo lograban, obtenían un beneficio, un vale, un bono, o algún tipo de incentivo. La estrategia tenía todos los elementos de un buen call to action, es dinámica, divertida, interactiva, y apelaba a algo poderoso: la memoria musical colectiva.

Así, entre esos pedacitos de canciones, aparecían temas mundialmente conocidos como Have You Ever Seen the Rain de C.C. Revival, Satisfaction de los Rolling Stones, Come Together de los Beatles, Shake It Off de Taylor Swift, Another One Bites the Dust de Queen, o Crazy in Love de Beyoncé, entre muchas otras. Todas tan conocidas que un solo segundo bastaba para activar una respuesta emocional y comercial.

Hasta ahí, todo parecía simplemente genial y merecedor de aplausos.

Pero lo que generó el giro inesperado -y mi alarma profesional inmediata- fue la afirmación que acompañó la campaña, al poner el video, que estaban utilizando “lo máximo permitido sin pagar derecho$ musicale$” (vean el segundo 36” del video del case study aquí). Y ahí sí que se encendieron todas mis alertas.

Como profesional especializado en derechos musicales y music business, lo primero que me pregunté fue si de verdad existe un marco legal, ya sea en la legislación brasileña o en el copyright anglosajón, que permita utilizar un segundo de una canción sin autorización. La respuesta, al menos hasta donde alcanza mi experiencia y revisión, es que no existe ninguna ley que diga que puedas usar máximo un segundo de una canción sin pagar derechos.

Ni la ley brasileña de derechos de autor contempla una excepción de este tipo, ni el sistema de copyright estadounidense -incluso bajo la conocida doctrina del minimis (que permite un uso muy pequeño siempre y cuando este sea mínimo e irreconocible)- permitiría algo así cuando el propósito central es que el público reconozca la obra. De hecho, es justamente lo contrario, el reconocimiento de la canción no es algo colateral, ¡es el núcleo del mensaje! Por lo tanto, no solo se está usando un fragmento sustancial en términos de identidad musical, sino que se lo hace con una finalidad absolutamente comercial.

Sospeché entonces que esa frase de “lo máximo permitido” era más una provocación publicitaria que algo basado en una ley.  Pero, aun así, me sorprendió que una marca global como Budweiser, con una trayectoria tan vinculada a la música y a los artistas, perteneciente a una empresa tan grande como AB InBev, se arriesgara con una campaña que, aparentemente, no contaba con las licencias correspondientes.  Ojo, no sólo hablamos de licencias de derechos de autor, sino también de los dueños de los fonogramas, es decir, empresas tan poderosas como Sony Music, Warner Music, o Universal…

De verdad que tenía la esperanza de estar pasando por alto algún truco legal escondido, un ardid publicitario brillante detrás de la campaña, pero aun así compartí mis dudas en una publicación en LinkedIn.

Lamentablemente, ahora esas dudas se han confirmado: la organización de Cannes Lions ha anunciado que está revisando la validez del premio por presuntas violaciones a los derechos de autor (pueden ver un artículo de Marketing Directo aquí).

Según ese artículo, no solo Cannes está formalmente revisando el premio, sino que Sony Music está ya considerando tomar acciones legales.  Y eso cambia el panorama completamente.

Este hecho abre preguntas difíciles e incómodas, que no solo afectan a los creadores de la campaña, sino también a las compañías e instituciones que la validaron.  ¿Cómo una empresa de esa envergadura da luz verde a una campaña que usa material protegido sin licencias claras? ¿Qué tipo de asesoría legal tuvieron -o ignoraron- en el proceso? ¿Cómo una organización del calibre de Cannes Lions otorga su mayor galardón a una pieza que, en esencia, plantea una estrategia basada en evadir el pago de derechos?

Celebrar la creatividad no puede ni debe significar ignorar el respeto por los derechos de quienes crean las obras que usan para conectar con una audiencia. Si bien a veces el marketing y la publicidad se mueven en zonas grises, lo que no puede permitirse es normalizar una lógica donde se premia, y hasta se aplaude, como “sacarle la vuelta” a la ley.  Las marcas deben basarse en el respeto de las relaciones y el derecho, no sólo en el ingenio creativo. Cannes debe ajustar sus criterios de premiación, ampliando la perspectiva no sólo desde un punto de vista creativo.

Hoy, ese brillante concepto de One Second Ad está siendo opacada por un problema de fondo que no es menor. Por eso digo, se le viene la noche a Cannes, a Budweiser y a su agencia. Y el debate recién empieza.

Junio 2025

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