domingo, 24 de mayo de 2020

¿SON LOS LIVESTREAMS UNA SOLUCIÓN A LA CRISIS MUSICAL POR EL CONFINAMIENTO?



Bajó el telón, se apagó la luz, se cerró la puerta, así de golpe.  Las directivas adoptadas por los gobiernos a nivel mundial para tratar de frenar el ritmo de contagio del COVID-19 han hecho que los escenarios naturales para que los músicos se expresaran artísticamente, simplemente desparecieran.  Peor aún, no sólo la expresión artística está en juego, sino también el mismo sustento económico, pues, para nadie es un secreto que las presentaciones constituyen la mayor -si no la única- fuente de ingreso de la gran mayoría de artistas.

Aparecieron entonces muchos livestreams, de todo tipo, desde Fito Páez hasta el One World Together at Home, pasando por el Made in Casa el día de la madre y cientos de artistas nóveles y no tanto que han transmitido en vivo.  La pregunta del millón, sobre todo para estos últimos, es: ¿son los livestreams sostenibles económicamente en le tiempo?  Mi respuesta es, así como están, un rotundo NO.

El mundo cambió, las costumbres mutaron, y parecería que van a continuar siendo así aún después de que pase la pandemia.  Es crucial entonces tratar de encontrar una solución.  Los artistas están en la necesidad de innovar en el terreno virtual, pues es casi seguro que al menos por este año, va a ser casi imposible generar ingresos por presentaciones.  El primer reto a vencer es encontrar la respuesta a cómo poder monetizar los eventos en plataformas virtuales; un reto enorme, pero necesario.

Concierto virtual ≠ livestreaming

Partamos de un principio: hasta ahora se está regalando la música, y casi todos los casos no se está monetizando nada, en una época en que muchos artistas al verse impedidos de generar ingresos vía presentaciones están comenzando a buscarlos por otros lados y cuestionar sus otros pocos y atemporales contribuyentes (principalmente sus regalías por comunicación pública de autor y fonográficas).  Los livestreams tal como están hasta ahora están subvaluados, no representan ingresos para el artista, no tienen una estructura de licencias clara, carecen de nivel de producción, están por todos lados, y en el mejor de los casos generan propinas (o caridad, como se quiera leer); pero sobre todo, no tienen valor agregado para que una persona pueda pagar por verlos. 

Creo que hay mucho espacio para crear tanto conciertos masivos como conciertos privados (como ya lo está haciendo Daniel F, por ejemplo), pero para ello se debe desarrollar muchísimo el concepto de livestream.  Tenemos que entender que no es lo mismo un concierto virtual que una transmisión en vivo.  Los livestreams que vemos son todos iguales entre sí, son masivos, todo el mundo puede entrar, no tienen nada de exclusivo, y en muchos casos pueden llegar a ser aburridos.  Nadie va a pagar para eso. En contraparte, un concierto virtual debe ser visto como una nueva experiencia, y por lo tanto debe tener -como mínimo- estándares de producción muchísimo más sofisticados de los que hemos visto hasta ahora; cámaras, iluminación, interacción, mezcla, guion de performance, storytelling, programa, estructura, son elementos primordiales para una verdadera producción que le agregue valor a la música de artista.  Una muy cuidada producción, junto con otro tipo de estrategias, serán en principio la base para que la venta de e-tickets no sea flor de un día.

Por otro lado, va a ser necesario saber estructurar muy bien las diversas plataformas existentes para poder categorizar los diferentes eventos.  No es lo mismo un concierto virtual en YouTube (es masivo, sirve como fan generator), que uno en la plataforma del mismo artista (a través de la fan page por ejemplo, como para entradas VIP), u otro vía Zoom (íntimo, personal, ultra-premium). El espectro virtual ofrece muchas herramientas para poder hacer un plan coherente, con diferentes productos con diversos pesos monetarios, que pueden ser usados estratégicamente no sólo para generar ingresos sino también para incrementar otros valores artísticos igualmente importantes (imagen, engagement, vigencia, rebote mediático, etc.).

La asociación de marcas

Las marcas y los artistas pueden estar ante una gran oportunidad de fidelizar audiencia y convertirse -ambos- en una love mark.  Los fans de un artista son mucho más fieles que los de una marca, y una convergencia entre los valores del artista y los de la marca cobran particular relevancia.  Con una unión entre ambos, las posibilidades de monetización se multiplican, dando paso a nuevas estrategias de monetización (variedad de capas tipo fremium, super VIP, pay-to-stay, fan zone, etc). mucho más duraderas y fuertes.  La microsegmentación que se puede conseguir con esta asociación puede ser invalorable, sobre todo para las marcas.  Me pregunto cuándo las marcas se darán cuenta de la gran oportunidad que pueden estar dejando pasar (¿se imaginan una temporada de listening session virtual con We the Lion auspiciado por Movistar, segmentando a sus clientes en diferentes niveles, prestaciones y beneficios?). Ya habíamos escrito una aproximación sobre la asociación marca-artista aquí, y el escenario actual pienso que es más propicio que nunca, repito, para ambos.

Atentos a los nuevos participantes

Las plataformas ya están otorgando posibilidad de cobrar tickets por streamings (sin ir muy lejos, Facebook está ofreciendo poco a poco esa figura); existen nichos de mercados interesantes en donde artistas pueden comenzar a intervenir.  Recordemos que uno de los géneros que mayor crecimiento ha tenido en los últimos meses han sido relax music y la EDM, asociada al fitness.  ¿No hay entonces una oportunidad allí para aliarse con marcas de ese segmento o ingresar a nuevos nichos, por ejemplo?

Las compañías intermediarias que ofrecen reservas y ventas de tickets virtuales, interfaces para streamers, switchers, apps, y un sinfín de participantes pueden llegar a genera un ecosistema no solo novedoso sino también útil para la generación de ingresos, como ya lo desarrolla por ejemplo Fortnite con sus conciertos (lean un buen análisis e interesantísimo artículo sobre este nicho, escrito por un ex-alumno mío aquí).  Cada vez más aparecerán este tipo de servicios, que lo que harán será potenciar la cadena de valor de los conciertos virtuales, y tendrán que ser estudiadas al detalle para poder aprovecharlas.

Back to the basics

Todo lo que menciono aquí, por supuesto, podría resultar un poco irreal si es que el artista carece de una base mínima de seguidores fieles, amplia y sólida.  Es entonces momento de regresar a lo básico.  Lo dije en la conferencia virtual réplica peruana del ResiliArt de la UNESCO, es absolutamente fundamental retornar a las estrategias básicas y elementales para lograr tener una base de fans que vaya creciendo en el tiempo, y si no conocen esas estrategias, pues es necesario capacitarse o especializarse en marketing digital, marketing de contenidos, conocer y dominar estrategias orgánicas para RRSS, entre varios otros conceptos y herramientas.  Como le he dicho muchísimas veces, y fue motivo de otra entrada, hoy por hoy el artista debe tener conocimientos que van mucho más allá de la música en sí, y en esta época en donde se han reducido de manera drástica las fuentes de ingreso, con mayor razón aún. 

Por supuesto que esto no es suficiente, es solo el punto de partida, pero ayudará a que esa exhibición artística del músico pase de ser un simple livestream a una verdadera experiencia virtual por la que vale la pena pagar.

Y sobre todo, nunca, NUNCA olvidarte de la materia prima: tu música.  Regreso a lo básico.

Mayo 2020

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